Manifiesto contra la violencia
“Recogemos aquí un manifiesto publicado en el año 2000 con motivo del Día de la Libertad de Expresión y tras el asesinato por ETA del periodista vasco José Luis López de Lacalle. Esta declaración sigue tan vigente como el primer día”
Hace tan solo unos días, los periodistas asturianos hacían público un manifiesto en el día de la libertad de expresión, dirigido a cuantos intentan poner mordaza a una sociedad libre y soberana.
Hoy, cuando los asesinos persisten en hacernos renunciar a ese derecho de decir en voz alta lo que nuestra conciencia nos dicta, no solo los periodistas, sino la sociedad asturiana entera, a través de sus representantes democráticos, queremos asumir y repetir ese manifiesto con una voz convertida así en clamor, para que llegue con claridad a cuantos creen tener balas suficientes para silenciar a todo un pueblo:
“Nosotros, los ciudadanos asturianos libres. Los adultos que hemos luchado por arrancar las libertades en convivencia. Los jóvenes que perseveramos en mantenerlas. Y los niños que nunca renunciaremos a crecer en ellas…
AMPARÁNDONOS
en el artículo 20 de la Constitución Española de 1.978, en el artículo 12 de la declaración de Virginia de 1.776, en el 11 de la declaración de derechos del Ciudadano de la Revolución Francesa, en el artículo 19 de la declaración Universal de derechos humanos de 1.948, en el 10 del Convenio Europeo de protección de los Derechos Fundamentales, y en cuantas Constituciones democráticas y textos legales consagran en todo el mundo la libertad de expresión.
PROCLAMAMOS
que la libre comunicación del pensamiento y la opinión, es uno de los derechos más preciados del hombre. Que solo la información hace soberana a una sociedad, y solo una sociedad soberana es una sociedad democrática. Que, si la libertad significa algo, es el derecho a decir lo que algunos no quieren oír. Que la existencia de unos medios de comunicación sin mordaza, es la garantía y defensa de las libertades públicas frente a cualquier posible arbitrariedad del poder.
Por ello, NOS DIRIGIMOS
a los intolerantes, que no aceptan la expresión de otras razones que las suyas. A los poderosos que utilizan la mordaza del dinero. A los gobiernos que aplican la fuerza de la represión como método contra la disidencia. A los violentos que creen que los silenciadores de sus armas pueden acallar también el clamor de un pueblo, y que el ruido de las bombas ahoga la voz de quienes no opinan como ellos…
para EXPRESARLES, en alta voz,
que el poder de la palabra es invencible. Que el bastión de la conciencia no puede ser asaltado, porque es irreductible. Que siempre perderéis la guerra por esa libertad última:
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, QUE ES EL ECO DE LA LIBERTAD DE CONCIENCIA.
Hoy, este manifiesto va expresamente dirigido a ETA, para que sepa que no puede acallar la voz de un pueblo. Para que asuma que el fascismo nunca ha podido, ni podrá, rendir a la libertad.
Para que sea consciente de su paranoia al creerse un ejército gudari, cuando no son más que una banda de asesinos.
Nuestro silencio, ¡oídnos bien!, no es de miedo, sino de repulsa y desprecio.
De homenaje a José Luis López de Lacalle, a quien erróneamente creéis haber hecho callar.
Nuestro silencio es su altavoz, porque nos queda siempre la palabra.
Esos cinco minutos de silencio ,que hemos guardado, han sido para que todos puedan oír el grito que, con su lucha, pronunció José Luis en vida:
¡LIBERTAD!.